Mensaje Padre Luís Rosario - PJ

. miércoles, 19 de marzo de 2008
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Hola, amig@,

Te escribo porque quiero decirte algunas cosas que me parecen importantes en la Semana Santa.
Durante cuarenta días hemos hecho juntos un camino cuaresmal de preparación para la Pascua; ahora es necesario estar conscientes del contenido esencial de la Semana Santa y, por tanto, de la Pascua.
Para que sea más práctico te voy a señalar en algunos números ciertos aspectos que hay que tener en cuenta durante la Semana Santa.
1- Mira, esta semana es santa fundamentalmente porque el Señor la santifica a través del misterio de su muerte y resurrección. Estamos conscientes de que se han vaciado de contenido estos días, pero aun así podemos llamarlos santos, por ser el Señor el que los santifica. De manera que debe quedar claro que esta semana es santa, porque el Señor la hace santa.
2- Más todavía, debes saber que no son los días o la semana la que es santa; es el Señor el que es santo y santifica también a quienes se convierten a El de corazón y se llenan de su amor.
3- No olvides que la humanidad conmemora el hecho histórico de la muerte y resurrección de Jesús en estos días, con el mismo derecho, y más todavía, con el que se recuerdan los acontemientos trascendentales de los personajes importantes de la historia. Jesús está por encima de todos esos personajes.
4- Debes saber que para la Iglesia no se trata sólo de un recuerdo histórico de la muerte y resurrección del Señor. Con estas celebraciones se quiere más bien actualizar en la propia vida ese hecho de salvación en que Jesucristo nos manifestó su amor hasta entregar su vida para dar vida eterna a la humanidad por su Resurrección.
5- Por consecuencia, recuerda que vivir los acontecimientos del misterio pascual en la propia vida implica adoptar una actitud consciente y una conducta apropiada en la Semana Santa. Esta actitud se manifiesta sobre todo a través del recogimiento espiritual y la disposición para la oración. Sólo en el silencio y la paz interior tiene lugar el encuentro con Dios. Aléjate un poco del bullicio del mundo y entra en el santuario de tu corazón donde tiene lugar el encuentro con Dios.
6- Te sugiero no perder el tiempo quejándote de quienes utilizan la Semana Santa para irse a la playa o tal vez a actividades que rayan en el desorden social, moral y espiritual. Recuerda que las quejas no resuelven el problema. Yo no me canso de decirles a los jóvenes que las quejas son una prostitución del carácter. Reza más bien por esas personas que no le dan el verdadero significado a esos días, orienta a quienes puedas, y ofréceles también el hermoso regalo de tu testimonio cristiano.
7- Te aconsejo que participes con la comunidad en las celebraciones litúrgicas que organiza tu parroquia para la Semana Santa; es la forma de vivir comunitariamente el misterio que celebramos. De esa forma te fortalecerás en la fe, y la participación en los acontemientos de la muerte y resurrección del Señor, dejarán en tu vida huellas de santidad, para dar testimonio siempre de esperanza y amor.
8- Como lo enseña la Iglesia, trata de acercarte al Sacramento de la Reconciliación, para confesar tu pecado ante la comunidad y ante Dios. Se trata de barrer un poco la casa de tu vida, para hacerla habitable por la gracia de Dios. La Semana Santa es un tiempo de reconciliación, pues en ella participamos del sacrificio de Jesús en la cruz y de su resurrección, por el que nos reconcilió con Dios Padre.
9- Como el Señor te perdonó, perdona tú también a quien te ha ofendido. Cuando uno perdona se libera, mientras que cuando guarda rencor u odio, se encuentra encadenado. Quien sufre de verdad es la persona que no perdona y que maquina en su corazón cosas malas para quien le ofendió. La Semana Santa es un tiempo de perdón y de reconciliación. Libérate y ofrece tu perdón a los demás; cuando te ofendan, haz lo que Jesús recomienda a sus discípulos: ora por quienes te hacen daño y haz el bien sin mirar a quien.
10- Finalmente, recuerda que la Semana Santa, más aún, la PASCUA, no es más que el derroche de amor del Señor hacia la humanidad. Tanto amó al mundo que se entregó a la muerte en la cruz y resucitó para darnos vida en abundancia.Lo más importante, entonces, es corresponder a ese amor de Jesús, siguiéndolo hasta la cruz y resucitando con El a una vida nueva. Es preciso realizar en la propia vida una conversión espiritual desde lo más profundo y optar por vivir en clave de amor la propia existencia, aportando en esfuerzo y trabajo a llevar el evangelio a toda criatura, como discípulo misionero(a), para que nuestro pueblo tenga vida en abundancia.
Eso es todo lo que quería decirte y me alegro de que hayas leído esta breve carta hasta el final. Te pido, por favor, que se la leas a otras personas. Ese será tu apostolado en estos días.

Vive cada día la Pascua del Señor, que es también tu Pascua.
Dios te cuide.

Padre Luis Rosario

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